Por: Luis Felipe Torres Espinoza[1]
El presente artículo se sitúa en el debate sobre las políticas públicas relacionadas a pueblos indígenas denominados en aislamiento[2] de la Amazonía, a través de la revisión del caso de un grupo perteneciente al pueblo Mashco Piro en el río Alto Madre de Dios (Madre de Dios, Perú). El texto discute algunas de las posibilidades y problemáticas existentes para garantizar los derechos de estos pueblos en un contexto de creciente presión por los territorios amazónicos y sus recursos. En este sentido, plantea la gran importancia de la protección de los territorios de los pueblos indígenas en aislamiento para garantizar su autodeterminación y sus demás derechos fundamentales.
Tensos encuentros con un grupo Mashco Piro en el Alto Madre de Dios (2011-2015)
El río Alto Madre de Dios es el afluente principal del río Madre de Dios y establece el límite sur del Parque Nacional del Manu. Desde el año 2011, grupos de indígenas en aislamiento caracterizados por evitar todo contacto con foráneos, comenzaron a ser avistados con creciente frecuencia en sus orillas (SERNANP, 2011-1). Fueron identificados oficialmente como indígenas Mashco Piro, cuya lengua es muy similar a la del pueblo Yine. No aparentaban tener miedo a ser vistos e inclusive llamaban a los botes pidiendo ollas, machetes, ropa y comida (SERNANP, 2011-2).
Este grupo Mashco Piro del Alto Madre de Dios es solo una pequeña fracción del pueblo indígena Mashco Piro, que se divide en numerosos grupos que se desplazan en grandes extensiones de bosque en la Amazonia sur peruana traspasando la frontera hacia Brasil. La mayor parte de este pueblo aún se mantiene en aislamiento evitando el contacto con personas ajenas a su grupo.
Durante este periodo, este grupo Mashco Piro estableció numerosos contactos tanto pacíficos como violentos con indígenas de las comunidades vecinas, colonos, misioneros religiosos y hasta turistas, compartiendo alimentos, vestimenta, herramientas y objetos diversos (AIDESEP, 2014; Survival, 2014; Shepard, 2014; Defensoría del Pueblo, 2016). Un personaje importante en esta historia fue el comunero de la comunidad nativa de Diamante, Nicolás Flores, quien estableció una estrecha relación con los Mashco Piro, brindándoles herramientas y otros bienes en reiteradas ocasiones (Shepard, 2012). Situaciones de violencia y muerte no tardaron en suceder: a fínales del año 2011 un guardaparque del Parque Nacional del Manu fue herido y Flores fue muerto, ambos por ataques de flecha por los Mashco Piro (SERNANP, 2011-2; Shepard, 2012).
Ante la débil presencia del Estado durante esta etapa, fue la Federación Nativa del río Madre de Dios y afluentes (FENAMAD)[3] quien tomó las riendas para ejercer una protección de estos territorios. El año 2012 estableció un Puesto de Control con personal Yine de Diamante para estas labores (Defensoría del Pueblo, 2016:7). Pero a pesar de ser indicados de lo contrario por la Federación, dicho personal terminó también estableciendo reiterados contactos ante las salidas de los Mashco Piro.[4]
A partir de enero de 2015 se reportan cinco incursiones de los Mashco Piro a la comunidad nativa de Shipetiari, donde sustraen productos de las chacras y otros objetos que encuentran en la comunidad (machetes, ollas, sogas). El 01 de mayo de ese año, el joven machiguenga Leonardo Pérez murió flechado por los Mashco Piro en uno de los caminos principales de la comunidad (MINCU, 2016).
Entre los años 2011 y 2015 más de 150 avistamientos de indígenas Mashco Piro se habían reportado en la margen izquierda del Alto Madre de Dios por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP), FENAMAD y el Ministerio de Cultura (MINCU, 2016). Los encuentros violentos con las comunidades vecinas generaron mucho miedo e intentos de venganza entre la población local. La Defensoría del Pueblo describió de esta manera el proceso:
Entre el 2011 y 2015 en el río Alto Madre de Dios (…) la exposición inusual de los Mashco Piro, la desprotección de la zona por parte del Estado y la carencia de información sobre las causas del problema generaron situaciones de peligro y descontrol (…) Estos hechos significaron un alto riesgo a la vida e integridad de la población en aislamiento y pusieron en mayor vulnerabilidad a las comunidades nativas del entorno. (Defensoría del Pueblo, 2016:23)
En este contexto, el gobierno peruano a través del Ministerio de Cultura establece una intervención de emergencia, que contempló la comunicación con los indígenas Mashco Piro en las playas del Alto Madre de Dios, en base a protocolos de salud y seguridad. Esta intervención se realizó en coordinación con la Dirección Regional de Salud de Madre de Dios y presentó como objetivos evitar el contacto indiscriminado que estaban teniendo con terceros, buscar la paz con las comunidades vecinas y recabar información sobre su situación demográfica y de salud (MINCU, 2016).[5] Es así que el relacionamiento que venía realizándose desde años atrás con diversos actores (comuneros, madereros, religiosos, turistas y otros), pasa a establecerse a través de trabajadores del propio Estado.
Autodeterminación y (no) contacto
Los pueblos indígenas en situación de aislamiento de la Amazonía se encuentran legalmente protegidos por los gobiernos nacionales y organismos internacionales en el respeto a la situación de aislamiento en la que se encuentran (ONU, 2012; CIDH, 2013). En tanto estos grupos demuestren su voluntad de permanecer en aislamiento, el Estado debe garantizar las condiciones para sostener esa decisión.
Las políticas actuales de protección de indígenas aislados en la Amazonía emergen principalmente de una lectura (auto)crítica de la experiencia brasileña. En el marco de la expansión del país hacia el bosque amazónico y sus recursos durante el siglo XX (a través de carreteras, migración y proyectos de infraestructura) el gobierno brasilero asumió también el rol de “atracción, pacificación y protección” de los pueblos indígenas (Vaz, 2012:13), a través del Sistema de Protección del Indio (SPI) desde 1910 y luego de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) desde 1967. Sin embargo, en el caso de los indígenas en aislamiento, las pocas defensas de estos pueblos ante enfermedades foráneas ocasionaron en casi todos los casos la muerte de grandes porcentajes de la población (Rodrigues, 2014).
Para la década de 1980, había comenzado un debate entre actores del estado y la sociedad civil de la región amazónica, que resaltaron la alta mortalidad presente durante los procesos de contacto con indígenas aislados como un necesario punto de quiebre para enmendar (tardíamente) dichas prácticas de asimilación. En junio de 1987, durante el “I Congreso de Sertanistas”[6], se concluye la necesidad de reformular el concepto de protección a los indígenas aislados y se llama a priorizar, una estrategia de “no contacto”, donde el establecimiento de un contacto se promueva por parte del Estado con indígenas aislados sólo cuando fuese la “única medida posible” para asegurar su supervivencia (FUNAI, 1987:9).
Evitar el contacto con pueblos indígenas que viven en aislamiento por su propia voluntad, además de una medida para el respeto a su autodeterminación, es también una estrategia preventiva tomando en cuenta la alta vulnerabilidad que tienen ante la transmisión de enfermedades foráneas. Actualmente, este enfoque está establecido como la orientación oficial de las políticas públicas relacionadas con indígenas aislados en los países que reconocen la existencia de estos pueblos al interior de sus territorios; principalmente, Brasil, Perú, Colombia, Ecuador y Bolivia (Soria, 2017).
Sin embargo, priorizar una estrategia de no contacto no significa imponerla sin valorar la situación de cada caso. Su aplicación está estrechamente ligada al concepto de autodeterminación de los pueblos indígenas. En este sentido, las Directrices de protección para los pueblos indígenas en aislamiento y en contacto inicial de la región amazónica, el Gran Chaco y la región oriental de Paraguay (ONU, 2012) plantean de esta manera el tema:
Para los pueblos indígenas en aislamiento la garantía del derecho a la autodeterminación se traduce en el respeto a su decisión de mantenerse en aislamiento, sin que esto haga presuponer que la situación de estos pueblos no pueda evolucionar en lo que se refiere a su deseo o necesidad de establecer contacto en el tiempo (p. 15) (…) Resulta muy importante que los Estados estén preparados ante la eventualidad de un contacto (…) los protocolos de contacto servirán para aquellas situaciones en las que por razones de fuerza mayor el contacto sea necesario.” (ONU, 2012: 41).
Asimismo, en una notable carta abierta de los trabajadores de FUNAI sobre la situación actual de los pueblos indígenas en aislamiento, se pronunciaron al respecto en el siguiente sentido:
“(…) a pesar de la permanencia y reafirmación de la política del no contacto, consideramos que el Estado brasileño debe reorganizarse ante la posibilidad de aumento de las situaciones de contacto. Así, es necesario perfeccionar los instrumentos normativos y metodológicos existentes para intervenciones en caso de contacto, sin que eso implique necesariamente cambios en el paradigma de la política pública de respeto a la autonomía de los pueblos indígenas aislados” (FUNAI, 2016)
Respuestas frente a la intervención con los Mashco Piro del Alto Madre de Dios
El establecimiento de una comunicación de funcionarios del Estado con los Mashco Piro del Alto Madre de Dios generó diversos posicionamientos entre organizaciones de la sociedad civil involucradas en el trabajo por los derechos indígenas. Algunos lo reconocieron como una intervención necesaria. La organización no gubernamental Survival International, por ejemplo, se pronunció sobre este caso:
Survival International (…) toma la siguiente posición en la iniciativa: donde miembros de un pueblo indígena inician el contacto, el gobierno del país tiene una obligación de reaccionar decisivamente para tratar y reducir el alto riesgo de pérdida de vidas. Existen dos requerimientos generales: 1) (…) Equipos médicos expertos y auxiliares deben viajar al área inmediatamente (…) 2) El territorio del pueblo debe ser protegido para su posesión y uso, y sus fronteras vigiladas para prevenir incursiones de personas no autorizadas (…) (Survival International, 2015)
Por otro lado, se presentaron también posiciones discordantes. La Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana(AIDESEP)[7], se pronunció rechazando duramente la comunicación con los Mashco Piro y reclamando la aplicación del principio de no contacto en el Alto Madre de Dios:
(…) AIDESEP rechaza el contacto forzado o planificado que algunas organizaciones NO INDÍGENAS vienen proponiendo e incitando, pues claramente este tipo de acción viola el derecho a la autodeterminación y los pone en riesgo del contagio de enfermedades que les provocaría la muerte.” (AIDESEP, 2015-1)
En abril del 2016, a unos nueve meses de iniciada la intervención del gobierno, la Defensoría del Pueblo realizó un trabajo de supervisión en la zona e informó en referencia a los resultados de la comunicación con los Mashco Piro:
“El establecimiento de una comunicación oficial entre agentes del Ministerio de Cultura y miembros del pueblo Mashco Piro ha permitido reducir las incursiones de este pueblo al núcleo de la comunidad nativa de Shipetiari, evaluar la situación de salud en la que se encuentran e indagar acerca de las posibles motivaciones que han generado el incremento de sus salidas” (Defensoría del Pueblo, 2016:24)
De todas formas, existen también falencias que han sido apuntadas por organizaciones como la Defensoría del Pueblo y la FENAMAD, a un sistema de protección que está lejos de ser el ideal.[8] Sin embargo, luego de dos años de iniciada la intervención que se estableció en medio de mucha incertidumbre, en condiciones difíciles y con pronósticos adversos, ésta viene logrando un índice de cero mortalidad y mediar favorablemente los conflictos violentos que se tenían las comunidades vecinas (MINCU, 2016; MINCU, 2017). Actualmente, además del Ministerio de Cultura y la DIRESA Madre de Dios, tanto FENAMAD como SERNANP tienen también una participación activa apoyando el trabajo de protección en campo.
Pese a todo, AIDESEP ha mantenido una posición que condena el mismo hecho que personal del Estado rompa el principio de “no contacto” y establezca una comunicación con este grupo Mashco Piro, sostenida en diversos pronunciamientos (AIDESEP, 2015-1; AIDESEP, 2015-2; AIDESEP, 2015 – 3; AIDESEP, 2016-1; AIDESEP, 2016-2):
“El Viceministerio de Interculturalidad (…) ha estado a cargo de llevar a cabo la cuestionada, y en otros países descartada, política de “contacto controlado” con los Mashco Piros del alto Madre de Dios. Tal como lo hemos expresado reiteradas veces, AIDESEP rechaza esa política colonial, etnocéntrica, atentatoria de los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas, y conveniente solamente para los actores políticos y económicos que buscan apoderarse de los territorios de nuestros hermanos para explotar los recursos naturales que existen en su interior” (AIDESEP, 2016 –2)
Autodeterminación, territorio y (no) contacto
El “no contacto” es una estrategia para la protección del derecho de autodeterminación de los pueblos indígenas en aislamiento: es un derecho estrictamente en tanto sea la autodeterminación de estos pueblos. Negarse a intervenir cuando el contacto está siendo incitado por ellos mismos vulnera sus derechos, tanto como establecer un contacto con pueblos que aún se mantienen en aislamiento por propia decisión.
En el caso de los Mashco Piro del Alto Madre de Dios, para el año 2015 su larga exposición al contacto había generado una situación conflictiva, con agresiones mortales y con alto riesgo a nivel de salud, la cual demandaba una intervención urgente por parte del Estado peruano (Defensoría del Pueblo, 2016; Meirelles, 2016; Opas, 2016; SALSA, 2014; Shepard, 2016; Survival International, 2015). Es que el “no contacto” es una estrategia para proteger los derechos de los pueblos indígenas, no para tornarse en contra de sus decisiones y estrategias de vida. Cuando el contacto se está dando con la iniciativa de los pueblos indígenas aislados, la estrategia tiene que adecuarse a esta realidad y la necesidad de tener una respuesta rápida es siempre imperativa (ONU 2012; CIDH, 2013).
La dinámica de relacionamiento con los Mashco Piro pronto llevó a que la comunicación incluya casi siempre el intercambio de objetos. Los agentes del Estado brindan algunos alimentos cultivados (plátano, yuca, caña) y en casos excepcionales vestimenta o herramientas que son también exigidas por los Mashco Piro. En ocasiones, los Mashco Piro traen a cambio collares, semillas recolectadas o carne de monte (MINCU, 2016; MINCU, 2017). Si bien esta es una práctica que – como se ha mostrado – se inició descontroladamente desde años antes a la intervención del Estado, se vienen generando críticas sobre el hecho que actualmente los funcionarios del Estado compartan alimentos cultivados con los Mashco Piro y la dependencia que esto podría traer para estos últimos (Defensoría del Pueblo, 2016:24). Sin embargo, sin negar la importancia de los estrictos cuidados de salud que se debe tener en un relacionamiento como este y de considerar el papel las relaciones de poder que se (re)configuran al momento del contacto, es preciso analizar también este proceso desde una perspectiva cultural (Opas, 2016: 143), no sólo en términos de un relacionamiento entre entes biológicos o con una carga política ¿Será que para los Mashco Piro compartir alimentos no es más que calmar el hambre y ponerse ropa no es más que evitar picaduras de mosquito? Por el contrario, la complejidad cultural asociada a estas prácticas entre los pueblos indígenas amazónicos y específicamente entre los Yine, ha sido bien documentada desde la antropología (ver Gow, 2007; Opas, 2016).
En cualquier caso, sí es preciso preguntarse por las condiciones que llevan a estos pueblos a buscar un contacto. En los últimos años, otros grupos Mashco Piro se encuentran haciendo apariciones esporádicas en comunidades nativas y puestos de control en otros lugares de la Amazonía sur peruana (Madre de Dios y Ucayali) y la frontera con Brasil (Acre). Se ha reportado la presencia de grandes grupos (aprox. 300 personas)[9] en el río Las Piedras y se tienen reportes similares en las cuencas de los ríos Tahuamanu y Purús, entre otros lugares. Es imposible negar el peso que tiene el interés por ciertos elementos externos para explicar este comportamiento (abundancia de alimentos cultivados, herramientas de metal, entre otros), que parece ser primordial por lo menos en el caso de los Mashco Piro del Alto Madre de Dios. Sin embargo, tampoco se puede pasar por alto el efecto que podría tener la comprobada presencia de actividades ilegales en la Amazonía que no han podido ser controladas por el Estado y que generan impactos directos a los territorios de indígenas aislados, como la construcción ilegal de caminos y carreteras, invasión de tierras, minería ilegal, tala ilegal y el narcotráfico. Lamentablemente, esta es una situación común a los demás países amazónicos (Soria, 2017).
La protección de los indígenas aislados no pasa por moldear una vitrina alrededor de estos pueblos cuando buscan el contacto, sino por realizar una protección efectiva de sus territorios en primer lugar. Garantizar un territorio libre de amenazas es la mejor manera de garantizar los derechos de los indígenas aislados y de respetar el grado de relacionamiento que quieran establecer con la sociedad mayor, es decir, su autodeterminación.
El reconocimiento y la protección efectiva de territorios indígenas en Perú avanzó en los últimos años, pero a un paso que no consigue abarcar ni la dimensión ni la urgencia del problema. Es un contexto que guarda alguna relación con lo que Hale (2001) denominó “multiculturalismo neoliberal”: en este caso, se refuerzan lentamente las políticas e instituciones de protección de territorios indígenas y áreas protegidas, pero a la vez se impulsa vorazmente la industria extractiva, la colonización y la gran infraestructura en los mismos espacios.
De todas formas, aún existen muchos bosques que garantizan el bienestar de los pueblos indígenas que lo habitan (RAISG, 2017), pero para que mantengan la capacidad de albergar estas poblaciones necesitan ser debidamente protegidos y con urgencia. Un ejemplo de esto es el espacio que organizaciones de conservación denominan como el complejo Purús-Manu, un mosaico de áreas protegidas de diferentes categorías de alrededor de 8 millones de hectáreas en la Amazonía peruana que, a pesar de las preocupantes amenazas que se ciernen sobre sus bosques, es actualmente uno de los territorios con mayor presencia de pueblos indígenas en aislamiento de todo el mundo. Este complejo es parte del mismo territorio para el cual organizaciones indígenas lideradas por AIDESEP vienen proponiendo el reconocimiento de un “Corredor Territorial” binacional para pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial entre Perú y Brasil (AIDESEP, 2016-I).
Diversos actores cumplen un papel decisivo para proteger (o no) los territorios de los indígenas en aislamiento de la Amazonia: diferentes sectores y niveles del gobierno, organismos multilaterales, organizaciones indígenas, organizaciones no gubernamentales, comunidades nativas y hasta corporaciones privadas. Así, la protección de territorios a favor de estos pueblos actualmente sólo es posible entendida en el marco de un ejercicio político que permita generar alianzas y establecer compromisos. En un escenario políticamente desfavorable, donde diversos intereses (legales e ilegales) se sobreponen a la protección territorial de los pueblos indígenas de la Amazonía, las organizaciones de la sociedad civil y las entidades del Estado comprometidas a velar por sus derechos, tienen las mejores oportunidades de avanzar en la agenda indígena reconociendo puntos de encuentro y estableciendo consensos, a pesar de sus necesarias discordancias.
Referencias[10]
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http://www.aidesep.org.pe/ninos-indigenas-aislados-son-contactados-en-alto-madre-de-dios/
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AIDESEP (2015) “MINCU anuncia que forzará el contacto a los pueblos indígenas en aislamiento de Madre de Dios” Web: AIDESEP; Publicado 17/07/2015
AIDESEP (2015) “Pueblos indígenas de Madre de Dios rechazan categóricamente contacto controlado de VMI” Web: AIDESEP; Publicado 21/07/2015
AIDESEP (2016) “Agenda Indígena Amazónica 2016” Documento remitido al Poder Legislativo y al Poder Ejecutivo
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FUNAI (2016) Carta abierta de los trabajadores de la CGIIRC/FPE de la FUNAI
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[1] Licenciado en Antropología por la Pontificia Universidad Católica del Perú y Magister en Estudios Latinoamericanos Interdisciplinarios por la Universidad de Newcastle (Inglaterra). Trabajó entre los años 2013 y 2017 en la Dirección de Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial del Ministerio de Cultura de Perú. Actualmente es estudiante de Doctorado en Antropología Social en el Museo Nacional/Universidad Federal de Rio de Janeiro (Brasil) y Doctoral Fellow del proyecto INCON “Pueblos indígenas en la confluencia de los mundos”, financiado por la Fundación Kone (Finlandia).
[2] La propia terminología utilizada para denominar a estos pueblos como en aislamiento o en contacto inicial se encuentra acertadamente cuestionada en medio de un debate en marcha, pero este no es un tema central del presente artículo. Dichos términos son aquí utilizados en su definición convencional en el ámbito de las políticas públicas. Para consultar estas definiciones ver: ONU (2012) y CIDH (2013).
[3] FENAMAD es la federación indígena que reúne las comunidades nativas de Madre de Dios. Cuenta con una amplia y reconocida trayectoria defendiendo los derechos de los pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial de la Amazonía.
[4] Testimonios de comuneros Yine de Diamante (ratificados por evidencia fotográfica y video).
[5] La intervención fue denominada “Plan de Atención Especial para indígenas Mashco Piro presentes en las playas del Alto Madre de Dios” y fue aprobado por Resolución Ministerial N°258-2015-MC.
[6] Organizado por Sydney Possuelo, contó con el personal de FUNAI de todos los frentes de trabajo de campo en Brasil (llamados sertanistas), con el fin de discutir sobre las problemáticas de sus funciones.
[7] AIDESEP es la federación indígena amazónica más importante a nivel nacional. Reúne a diversas federaciones regionales (como FENAMAD) y tiene también gran trayectoria en la defensa de derechos de los pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial de la Amazonía.
[8] La disponibilidad de personal (especialmente a nivel de salud), infraestructura y logística es limitada, cubierta con dificultad con el apoyo de organizaciones no gubernamentales y cooperantes internacionales (Defensoría del Pueblo, 2016; FENAMAD, 2017). Asimismo, la intervención aún tiene problemas para consolidarse políticamente con la población local, autoridades regionales y otras organizaciones de la sociedad civil.
[9] Testimonio de comuneros de la comunidad nativa de Monte Salvado
[10] Todas las páginas web fueron accedidas el 10 de mayo del 2017